Tigre sigue sin encontrar el rumbo futbolístico y todo le cuesta mucho. Volvió a jugar mal, y sacando fuerza desde la entrega, esta vez lo terminó empatando con un penal de Braian Martínez en tiempo de descuento.

Terminó siendo un gran resultado para lo mostrado en el rendimiento colectivo e individual.

Fue un gran resultado, ya que estuvo muy cerca de perderlo. La visita mereció más, fue más en gran parte del primer tiempo y quizás pecó de un vez en ventaja, retrasarse peligrosamente sin generar contras profundas.

Lo realmente preocupante es que ya pasó más de un tercio de torneo y no se mejora. Se consiguen muchos puntos, pero no se condicen con méritos futbolísticos, se lo hace desde la entrega y el no darse por vencido nunca y buscar y buscar hasta la última pelota, con todas las limitaciones en la generación de juego.

Con lo hecho, alcanza y sobra para olvidarse de la lucha por los promedios, pero no será suficiente para conseguir objetivos importantes, como clasificar a las copas o ir en busca de otra estrella.